martes, 1 de abril de 2008

Sobre En la cama, de José María Muscari

Viernes Santo, 23.30 hs. Altas horas de la noche para una embarazada de ocho meses. Mi cuñada nos dijo hace meses “el embarazo es la tarjeta Gold: te atienden rápido, no hacés colas, la gente se apiada”.
Puede ser.
Es.
Pero la tarjeta funciona por visibilidad.
Y en una primeriza como Caro, hasta el último mes habría que haber puesto un cartel que dijera “mire esta panza, bebé a bordo”.
Por suerte, el viernes santo ya estábamos de ocho meses y la panza relucía sus dorados. Los chicos de la puerta nos hicieron bajar a la sala antes de abrir las puertas, y sentarnos en primera fila (casi con las patas sobre el escenario).

Mónica Ayos anuncia, a las 23.35 “En la cama empieza HOT!” Verdad (¿verdad?). Digo directamente lo que me llama la atención de En la cama después de haber visto (y comentado) Fetiche, lo anterior (y simultáneo) de José María. Los procedimientos disparatados y expresivos de la obra anterior (la multiplicación de un personaje en seis actrices de diversa edad, físico e incluso sexo) no hacían en mí más que resaltar el efecto de realidad, la realidad que incluso el propio cuerpo real de la protagonista (que entró en el estreno junto a JM al inicio de la obra) no hubiera hecho tan visible. En esta obra, el realismo del planteo (exacerbado por la planta escénica de “realidad” detallada –cama, dormitorio, vestuario, objetos, etc–) no hacía en mí más que destacar la irrealidad de la acción.

El público no habituado al teatro de Muscari, que lo descubre porque va a ver a los actores a la calle Corrientes, descubre un universo particular, un modo de hacer, de ser, de mostrar, de seducir al público. Ríe. Suspira excitado con el pico de las dos chicas y aúlla, brama, con el chupón homo de Walter y Gerardo en el momento explícito, hot, de la obra.

Yo (en arbirtraria representación de los que vimos varias obras de JM) también río y disfruto y pienso. Pero siento que hay algo no del todo hecho, no del todo puesto. Algo quedó (¿en el punto de partida, en el punto de llegada?). Hay un borde externo, extremo, que extraño.

JM: gracias por la invitación! Las observaciones de un texto inteligente en manos (y cuerpo) de muy buenos actores facilitan, entregan, hacen teatro.

No hay comentarios: